TRAFICANTES
A febrero se arrastran
los feliz año
-deseos que entre meses
comercian,
nosotros
sus traficantes.
Si de hoy, de mañana
el que decirnos
deciden,
el cómo felicitarse,
aún a nuestro cargo
su mercancía
corre:
celebramos San Valentín
en agosto.
La canícula nos encontró
entre besos.
La mitad del año ida,
nos sentíamos
ya pisando el siguiente:
por eso, lo maltratábamos
en la cama,
haciéndole dilatarse
y, al precio de minutos,
contarnos
segundo a segundo,
sofocándole su percutir
de manecilla
-una vez
bajo la almohada,
hasta callarse,
sólo murmuró.
Pero siempre
-tras el Mardi Gras de octubre
o la cuaresma decembrina-
debemos hacer la cama
y, acomodando las almohadas,
encontrar al niño
que asfixiamos.
Durante todo el día siguiente
andaremos buscándole
una tumba
cada vez más chica.