miércoles, 13 de abril de 2011

RÉPLICA



Tantas veces he sentido que tiembla,
tantas me he mentido…

Tantas veces he seguido su paso de agujas
que tantas me he cosido al suelo.

Aquí tiembla. Aquí
dan campanadas las torres de la tierra
cada hora
cada cuarto para la hora
cada quince minutos.

Aquí el pasto se enreda en el pasto
con los dedos dóciles de cada sacudida
y esa paciencia de costurera
cuesta quince mil muertes

cada quince minutos. 

Pero me miento, a veces, me miento
y sigo caminando:

es sólo un paso de hormigas por los pies,
un par de pellizcos bien puestos,

son los latidos de los enterrados,
la última ancla quedada en la vida,

es lo que he sentido siempre
y lo que por miedo siempre me digo:
 
“Aquí
no tiembla. Aquí nunca ha temblado tanto”.